EL
MUNDO
7 julio
2022
Un
fármaco oral contra el alzhéimer recupera la comunicación entre las neuronas e
impide que se acumule la proteína tóxica TAU
Mar de Miguel
Un fármaco oral desarrollado por la
Universidad de Yale repara las vías de comunicación en las neuronas dañadas por
la enfermedad y evita, en ratones, la acumulación de la proteína tóxica
implicada en la neurodegeneración
El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa,
relacionada con la edad y que no tiene cura. Sin embargo, a cada paso, la investigación
va acotando sus causas y se desarrollan medicamentos que, si no acaban con
ella, por lo menos la retrasan. El problema está en los daños irreparables que
se hayan producido hasta ese punto, pues condicionan la salud del paciente.
Un equipo científico de Universidad de Yale (EEUU), en su
intento por revertir los efectos que esta dolencia provoca en el cerebro, ha
presentado este miércoles en la revista Science Translational Medicine un nuevo fármaco que repara la
sinapsis en las neuronas dañadas por la enfermedad de Alzheimer. Y no solo eso,
sino que además impide que se acumule la proteína tóxica fosfo-TAU,
implicada en la degeneración de estas células.
El estudio se ha realizado con modelos de Alzheimer de
ratones envejecidos, "como prueba experimental inicial, porque creemos que
predicen el resultado en humanos", ha comentado a Diario Médico Stephen Strittmatter, catedrático de neurología y neurociencias de
la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale y director del estudio junto
con Zhengxin Cai, profesor
de radiología del mismo centro. Además, han obtenido datos de primates no
humanos (macaco Rhesus) y "ya han comenzado los ensayos clínicos, como se
muestra en ClinicalTrials.gov", ha añadido Strittmatter.
Un ensayo clínico en fase 1
El ensayo clínico se encuentra en fase 1 y lo dirige Adam
Meca, profesor de Psiquiatría del Centro de Investigación de la Enfermedad de
Alzheimer de la Universidad de Yale. Meca evalúa el fármaco BMS-984923,
probando su seguridad, tolerabilidad, farmacocinética y el mecanismo de acción
de este medicamento en cada dosis utilizando la tomografía por emisión de
positrones.
La prueba comenzó el 25 de marzo de 2021 y termina este
miércoles, coincidiendo con la publicación de los primeros resultados de
laboratorio. En ella han participado 36 personas sanas de ambos sexos, sin
antecedentes de deterioro cognitivo, con edades comprendidas entre los 50 y los
80 años.
La base experimental del estudio se ha hecho con ratones y
macacos. Se centra en el efecto que tiene el Modulador Alostérico Silencioso
(SAM, por sus siglas en inglés) mGluR5, desarrollado a través del compuesto
experimental oral BMS-984923. El mGluR5 es un receptor implicado en la pérdida
de la sinapsis cuando las neuronas son atacadas por la acción inmune de la
microglía.
Lo que han visto Strittmatter y
sus colegas es que el fármaco BMS-984923 previene la señalización sináptica
aberrante inducida mientras preserva la respuesta fisiológica del glutamato. Lo
hace al ocupar la posición del receptor mGluR5 en el cerebro, lo que evita, a
su vez, que actúe el marcador sináptico C1Q, una proteína que provoca que las
células gliales absorban la sinapsis.
Como muestran las tomografías por emisión de positrones
(imágenes PET) registradas en ratones y macacos (y como se pretende comprobar
en el ensayo clínico), el tratamiento restauró la densidad de las sinapsis,
incluso tras el lavado del fármaco y pasado un mes, sin provocar efectos
adversos. En ambos modelos, por técnicas de transcriptómica de un solo núcleo, se
ha demostrado que el fármaco normaliza los patrones de expresión de las
neuronas en mayor medida que las de la glía.
Por último, el equipo de Yale ha estudiado ratones dobles knock-in (modelos animales modificados genéticamente para
cambiar dos secuencias en su genoma e imitar la patología del Alzheimer) para
analizar la acumulación de TAU, una proteína que está alterada en estos
pacientes, lo que hace que se acumule en el interior de las neuronas de forma
continua hasta que la empiezan a expulsar al espacio extracelular.
El equipo de Strittmatter ha
comprobado en estos ratones que, la acumulación de fosfo-TAU,
que tiene un efecto tóxico en las neuronas, se reduce con el tratamiento.
Aunque aún es pronto para conocer el potencial del fármaco BMS-984923, los
primeros resultados indican que es un buen candidato para frenar e incluso
revertir los estragos cerebrales causados por el alzhéimer.